Su Comienzo
Era descendiente de los señores del castillo
de Balboa
cree que su padre fue el hidalgo
Nuñez Arias de Balboa, pero sobre quién fue su madre hay más dudas (podría
haber sido una mujer de La Antigua, de cuyo valle parecía proceder
directamente también don Nuño Arias de Balboa, o tal vez una dama de
Extremadura de la que se desconocen más datos). Tampoco se conoce con certeza
nada de su infancia. Durante su adolescencia sirvió como paje y escudero de Pedro Portocarrero, señor de Moguer. En 1500, motivado por su
señor con las noticias de los viajes de Cristóbal Colón hacia
el Nuevo Mundo,
decidió emprender su primer viaje a América dentro de la expedición de Rodrigo de Bastidas. En 1501 recorrió las costas del Mar Caribe desde el este de Panamá, pasando por el golfo de
Urabá, hasta el cabo de la
Vela, correspondientes a la actual Colombia. Con las
ganancias que produjo dicha campaña, se retiró a La Española en 1502, donde compró una
propiedad, y allí residió varios años ocupándose de la agricultura.
Pero no tuvo demasiada, cerca de Villafranca, en la actual León. Se suerte en ella, y comenzó a
endeudarse; finalmente, se vio obligado a abandonarla.
En 1508, el rey Fernando el Católico sometió a concurso la conquista de Tierra Firme. Se crearon dos nuevas
gobernaciones en las tierras comprendidas entre los cabos de la Vela (actual
Colombia) y de Gracias a Dios (actualmente en la frontera entre Honduras yNicaragua). Se tomó el
golfo de Urabá como límite de ambas gobernaciones: Nueva Andalucía al este, gobernada por Alonso de
Ojeda, y Veragua al
oeste, gobernada por Diego de
Nicuesa.
En 1509, queriendo librarse
de sus acreedores en Santo Domingo, Núñez de Balboa se embarcó
como polizón (dentro de un barril y junto con su perro Leoncico) en la expedición
comandada por el bachiller y Alcalde Mayor de Nueva Andalucía Martín Fernández de Enciso que salió a socorrer al gobernador Alonso de Ojeda,
quien era su superior. Ojeda junto con setenta hombres, había fundado el
poblado de San Sebastián de Urabá en Nueva Andalucía. Sin embargo, cerca
del establecimiento existían muchos indígenas belicosos que usaban armas
venenosas, y Ojeda había quedado herido de una pierna. Poco después, Ojeda se
retiró en un barco a La Española, dejando el establecimiento a cargo de Francisco
Pizarro, que en ese momento no era más que un valiente soldado en
espera de que llegara la expedición de Enciso. Ojeda le pidió a Pizarro que se
mantuviera con unos pocos hombres por cincuenta días en el poblado, o que de
contrario usara todos los medios para regresar a La Española.
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